Es frecuente experimentar una profunda tristeza y sensación de pérdida con respecto al afectado. Esto se acentúa cuando la persona afectada tarda mucho en recuperarse o no vuelve a ser la misma.
Estos sentimientos son vividos de manera muy diferente en función de que el afectado sea padre/madre, hijo/hija, hermano/hermana o cónyuge. La sensación de tristeza puede ser especialmente acuciante en este último caso, cuando el/la afectado/a es nuestra pareja.
- Hable de sus sentimientos, si siente que nadie lo entiende o le resulta difícil hablar de esto, busque la ayuda de un psicólogo.
- Hay que aceptar que la situación ha cambiado y debemos adaptamos a ella. El pasado ya pasó y con respecto al futuro hay que mantener unas expectativas realistas en relación con la recuperación de su familiar, Ser extremadamente optimista o todo lo contrario, tirar la toalla, no son actitudes útiles. En esto puede ayudarle el equipo rehabilitador, manteniéndole informado de la situación de su familiar y de los objetivos y pautas de tratamiento.
- Se puede ser feliz de muchas maneras. Hay que buscar el disfrute en las pequeñas cosas.
- Rodéese de personas a las que aprecie y con quien pueda contar en momentos de desánimo.
- La risa es un buen bálsamo. Ríase siempre que pueda y no se sienta mal por hacerla. Busque actividades o personas que le ayuden a divertirse.